Me gusta la muerte. No lo digo en sentido figurado sino real, valga la paradoja. Me gusta todo lo que la rodea: los rituales, enterramientos, llantos, etc. Puede parecer macabro, lo es. Yo supongo que se debe principalmente a que no la he tenido rondando, lo más próxima que ha estado de mí ha sido en el programa de Íker Jiménez (toco madera). Pero además, mantengo la afirmación de que el que realmente sufre la muerte no es el que se va, sino el que se queda. La muerte en sí no es nada, cuando de verdad se sufre es antes de la muerte y, en el caso de la familía, después, al llegar a casa y notar la ausencia."El lugar más impactante de Katmandú es el templo de Pashupatinath, a orillas del río Bagmati -una arteria del sagrado río Ganges-, que al descender del Himalaya "comunica" a los hombres con los dioses". Rig Veda(ऋग्वेद)
Pero a lo que voy, en el ritual de la muerte tenemos que reconocer que los cristianos somos de lo más saborio. Imagino que se debe a que le tenemos miedo, a que nos enfrentamos a ella con los ojos cerrados. Nos morimos, tenemos que tenerlo claro. Debemos estar preparados para ello y no sólo contratando un seguro que pague el funeral, las flores y el ataud, sino teniendo la capacidad suficiente para afrontarlo. Tenemos otras celebraciones muy bellas y curiosas como la Semana Santa, pero los entierros...en eso las religiones orientales nos sancan alguna ventaja.
Los musulmanes inhuman en tierra, los parsis abandonan el cuerpo para que sea devorado por las aves carroñeras, pero los hindúes queman los cuerpos, la cremación como rito ancestral y que purifica. Lo pudimos comprobar en Pashupatinath.
Pashupatinath es el cementerio de Kathmandú. Es un lugar frío, gris. Alberga uno de los mayores templos que hay en el mundo dedicado al dios Shiva y, como el noventa por ciento de Nepal, es Patrimonio de la Humanidad. Es el más antiguo del país del Himalaya y por él pasa el río Bagmati, afluente del Ganges, y río sagrado para los nepalíes.
Los hindúes queman los cuerpos como método para despojarse de lo inútil a la hora de la reencarnación. Se supone que tendremos otra piel, forma, etc., entonces no necesitamos el antiguo para nada.. El cuerpo se lava y se viste de blanco si es hombre o mujer viuda. Sólo lo pueden trasladar hasta el ghat, o lugar de la cremación hombres, el roce con el cadáver genera impureza.
En Pashupatinath queman el cuerpo con lo que tienen a mano, nada de madera de sándalo, roble o algo con apellidos. Aquí el combustible sólo tiene que estar a mano: muebles, cañas de bambú, sillas, mesas, etc. Es algo normal que no se consuma el cuerpo entero y que los restos se tengan que arrojar al río Bagmati. Esto lo hacen los dom, también encargados de limpiar el ghat y rastrillar por si encuentran alguna alhaja del muerto. Los curiosos no pierden ojo y asisten a la ceremonia desde el otro lado del río, entre ellos santones, fakires y yoguis.
En este lugar todo asombra a un occidental, somos todo oidos, ojos y olfato. Sobre todo olfato, huele a carne quemada que se te mete hasta las entrañas. Es un olor que no te puedes quitar y que nos perseguirá durante todo el día. La mayoría de los nepalíes terminan aquí sus días, menos los saddhus ya que son hombres sagrados y no necesitan purificarse.
Al términar el ritual todos se lavan y cambian su vestimenta para quitarse las impurezas del cuerpo muerto. Familiares y amigos vestirán de luto blanco hasta el decimotercer día por la mañana. Aquí se prohibe el luto excesivo y lamentarse demasiado, esto podría entorpecer el camino hacia el más allá de la vida.
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Consejos prácticos.-
-En el templo de Pashupatinath los occidentales tienen prohibida la entrada. Tienes que haber nacido en Nepal o prácticar el hinduismo para poder acceder, aunque esto último no siempre es garantía.
-Pashupatinath se encuentra en las afueras de Nepal. Desde el Thamel, barrio céntrico de la capital de Nepal, está a unos 15 minutos en coche y unos 40 andando.
-Cruzar el puente y ver la cremación es gratis. Los yoguris, santores y fakires cobran un euro por hacerse fotos, de hecho, es de lo que viven y lo llaman caridad.
Pues me parece una entrada muy interesante Álvaro, muy interesante tu visión de algo que como tu bien dices, fuera del cristianismo se ve desde otra perspectiva.
ResponderEliminarDebe dar gusto darse un chapuzón en esas aguas. Las fotos están muy bien, pero los santones de todo a un euro me recuerdan a los tiparracos esos que en el Coliseo de Roma se visten de centuriones y te sangran si quieres hacerte una foto con ellos y así contextualizar la visita un mogollón...
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