Desde primeras horas de la tarde el Paseo de la Castellana en Madrid se convirtió en un avispero de gente y coches. Allí estaban convocadas desde hacía unos días más de 80.000 personas que habían agotado todas las entradas puestas a la venta. El centro de Madrid quedó colapsado por la gente que intentaba acceder al estadio Santiago Bernabéu tanto como por los que intentaban comprar una entrada para el concierto. En las puertas del campo de fútbol se oían voces que pedían a gritos una entrada sobrante, mientras que los reventas pedían 15.000 pesetas por entradas de 1.500. Finalmente más de 100.000 almas entraron al concierto, sobrepasando la capacidad del estadio, 80.000 personas.
Muchos de los que acudían a la ceremonia pasaron la noche junto a los 15 camiones que transportarban la infraestructura rockera. Por la mañana los alrededores del estadio era un hormiguero, mientras que U2 estaban en Segovia haciense fotos para adornar la carpeta de su siguiente disco.
Renfe fletó trenes especiales desde algunas capitales de España en horario especial y cientos de autocares llegaron desde todos los puntos de la península, tantos que, aparcados, ocupaban más de 2 kilómetros de longitud en los alrededores del estadio.
Todos querían hacer historia, querían asistir a una ceremonia que les transportaría a otra dimensión. Como creyentes de una religión, miles de jóvenes acudieron al Bernabéu para asistir a un funeral que les prepararía para el fin del mundo. Si asistes, estás salvado. Esa parecía la consigna. ¨Tenemos previsto reventar el Bernabéu¨ dijo Bono el día anterior. Lo podía intuir. Sabía que asistiría a la mayor concentración humana jamás vista en España¨.
A las 6 de la tarde se abrieron las puertas del estadio por las que la cantidad impresionante de personas que rodeaban varias veces el estadio entraron al Bernabéu. El cesped se iba llenando y destrozando a medida que iba entrando la gente. Las colas se iban haciendo interminables en los aseos y barras del recinto. Poco después la organización cometió una grave neglicencia que le pudo costar cara: cerró todas las puertas del estadio menos dos, una práctica ya repetida en los conciertos de Bowie y Genesis días antes. La falta de incidentes, 2 puertas para 100.000 personas, evitó que se produjera una catástrofe de dimensiones inimaginables.
La Comunidad de Madrid era la patrocinadora del concierto bajo la excusa del Año Europeo del Medio Ambiente. Pagó 15 millones de pesetas por el estadio y tenía un seguro para cubrir posibles destrozos en el campo. Ramón Mendoza, el presidente del Real Madrid, podía dormir tranquilo.
Muy pocos de los que pisaban el cesped del estadio habían visto la noche anterior a Bono, The Edge, Larry y Adam caminando por el Paseo del Prado. Cerca de Neptuno, los 4 músicos irlandeses disfrutaban de su relativo anonimato. Era medianoche y los U2 decidieron acudir a una fiesta en la discoteca Jácara, organizada por Santiago Ugarte. ¨El rock es ruido, pero ruido positivo que te puede hacer despertar y ver la realidad¨ sentencia Bono, mientras escucha a Big Audio Dinamyte esa noche en Jácara.
Son los mismos que abren fuego horas más tarde en el estadio Bernabéu. El grupo de Mick Jones, ex cantante y guitarrista de los Clash, tuvo un papel muy difícil. Cuando todavía era de día consiguió ambientar las primeras horas de espera y calor entre cerveza y sudor. Deprimente papel para el lider de los Clash.
Poco después, sobre las 9 de la noche, los 12 componetes de UB40 salieron al escenario para rematar los minutos de luz que le quedaban al día. Red, red wine fue la canción más coreada e hizo que al público más entretenida la espera de la hora clave.
The Pretenders fue otra cosa. También era la primera vez que pisaban España y no defraudaron. Consiguieron que el público se entregara a una banda que, a pesar de ser más antigua que U2, contenía todos los ingredientes para calentar durante una hora al público.
"Cuando empezamos en 1976 inventamos nuestro propio sonido, pero poco a poco se fue convirtiendo en una camisa de fuerza¨. Sintoma liberador de U2 que se manifestó en Madrid. A las 12:30 horas de la noche y bajo los primeros acordes de guitarra del "Where the streets have no name¨ confundidos con los gritos del público, Bono aparecía botando un balón de fútbol que terminó chutando como Hugo Sánchez. Automáticamente centenares de banderas con el anagrama del grupo comenzaron a hondear en las primeras filas. El estadio se vino abajo tras un comienzo apoteósico. Sin tomar aliento comenzó ¨I will follow¨ y miles de personas continuaron saltando, bailando, llorando....En este momento Bono se metió al público en el bolsillo diciéndoles: ¨Este es un lugar grande, pero U2 y vosotros somos mucho más grandes¨.y el Bernabéu se conjuró. ¨I still haven´t found...¨ iluminó el estadio. Miles de personas enarbolaron cerillas y mecheros mientras un videoclip de la banda mostraba a sus componentes caminando por Las Vegas.
La primera balada de la noche llegó con MLK, un homenaje a Martin Luther King. Poco duró, porque a los 3 minutos Bono gritó ¨Welcome to the unforgettable fire" desatando la euforia. Más tarde llegarían "Bullet the Blue Sky", "Sunday Bloody Sunday" y "New Year´s Day" como canto a la violencia en las urbes americanas. La marea de gente era impresionante. Entre la multitud que se apretujaba en las primeras filas se distinguía a Jorge Vestrynge. Más comoda estaba en la grada Carmen Romero y sus hijos, el embajador de Irlanda en Madrid, Miguel Ríos y, a su lado, Massiel gracias a las 5.000 invitaciones que la organización había repartido.
"Lo más importante es el rock" había dicho Bono días antes. Y lo demostró tocando fragmentos del "Help" de los Beatles o de "Walk on the walk side" de Lou Reed. Bajo tres telas que dibujaban el árbol de Joshua que ambientaba la gira del grupo, la banda se entregó al máximo. Una prueba de ello es la escalada libre que realizó Bono en la torreta de la luz. Trepó hasta arriba del todo para ondear una bandera blanca. Al bajar The Edge le abrazó mientras que Bono decía con voz cansada "Yo no soy el torero, soy el toro".
Después del momento de gloria, segundo homenaje a Martin Luther King: "Pride, in the name of love". En "Party Girl" The Edge tocó flamenco y Bono abrió una botella de champán. "Spanish Eyes" fue su homenaje a España y "With or without you" el purgatorio por no haber venido antes a España.
Para finalizar, la banda tocó "40" para luego desaparecer poco a poco del escenario. El primero en irse fue Bono, seguido de Adam Clayton. The Edge les siguió los pasos minutos después algo que también hizo Larry Mullen Jr. Mientras, por los altavoces sonaba "Harry´s Theme" de Clannad.
Exhautos, tirados en un cesped destrozado pero felices los fans no daban crédito al momento histórico que habían vivido. Uno de los acontecimientos más importantes en la historia de España había pasado por delante de sus narices durante 6 horas.
Música brutalmente inteligente y sincera con inquietudes políticas, sociales y espirituales había conseguido meter a España en la modernidad durante un rito tan religioso como musical.
Esta ha sido la crónica que me hubiera gustado firmar de aquel concierto histórico, pero tenía 14 años vivía muy lejos de Madrid y escuchaba otro tipo de música un poco más fuerte.
Fuentes de la información y las ilustraciones: El País, Diario 16, Popular 1, Diario Ya, El Gran Musical, TVE, Panorama, El Periodico, ABC, Tiempo, El Independiente. Quiero dar las gracias a todas ellas y en especial a U2 Fan Life por dejarme disfrutar de sus textos y fotos.
Aquí también podéis ver un reportaje de Informe Semana de TVE que, por su interés, creemos interesante compartir con vosotros. Salud.
Yo he tenido el placer de disfrutarlos en concierto y es una sensación que todos deberíamos experimentar, vibrar con el espectáculo, la música, las luces, el ambiente,... Ahora cualquiera tiene acceso a un macro espectáculo así, existen miles de conciertos, entrevistas, que podemos visionar en internet (aunq no hay nada como el directo) pero me imagino esos "jóvenes" que en los años 80 vivieron el concierto,... indescriptible.
ResponderEliminarQuiero verlos otra vez.
Don´t worry, yo te llevaré a verlos de nuevo.
ResponderEliminarMi vida estara frustada siempre porque mis padres no me dejaron ir a ver el concierto, me desquite al año siguiente, con 18 años ya viviendo la magia de Bruce Springsteen en el Calderon con la gira del Tunnel of Love.
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