Viajes, Rock y Fotos: Coney Island, el regreso de los Warriors

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Coney Island, el regreso de los Warriors

Encima de la mesilla de noche tengo una copia de The Warriors. Ya sé que no es la mejor película del mundo, ni siquiera es buena, pero cuando he tenido el día melancólico recurro a ella. Algunos prefieren la dopamina, pero yo me chuto con The Warriors.

El mejor film del cineasta Walter Hill me transporta a Nueva York, al Nueva York violento de los años 70, en los que salir a la calle era jugarse la vida. La también novela de Sol Yurick cuenta la historia de las pandillas que poblaban la ciudad en esos años e incluso la gente de Rockstar ha hecho un brillante y adictivo videojuego. Es fantástico verlos con esas estéticas estrídentes, socarronas y absolutamente ridículas. Los Orphants, los Hi Hats, los Hurricanes, los Furies...y, por supuesto, los Warriors.

Me importa poco que a su vez se inspire en la epopeya narrada por Jenofonte en la Anábasi, lo que me gusta de la película es viajar a Coney Island. En realidad, la película es un viaje por todo Nueva York ya que es la historia de una huída desde el Vanc Courtland Park, en el Bronx, hasta Coney Island, en Brooklyn. Durante una masiva reunión de bandas en el parque del Bronx, un asesinato desata el pánico y la persecución entre las bandas y la policía. Los Warrios son acusados en falso del disparo lo que hace que todos los demás los persigan por nada menos que 41 kilómetros, atravesando las calles de Nueva York hasta llegar a Coney Island. The Warriors es una de las películas que mejor describen Nueva York y, por supuesto la que mejor muestra Coney Island.

Esta bonita playa al sur de Brooklyn alberga 3 parques de atracciones (Luna Park,Dreamland y Steeplechase Park). Fueron creados entre 1887 y 1904 y lo mejor de todo es que están prácticamente igual. Desde 1920, año en el que llegó el metro, ha sido y es el lugar de vacaciones para la mayoría de neoyorkinos modestos.

Si no hubiera existido, no habrían tenido adonde ir a descansar y disfrutar del ocio. Dicen que Walt Whitman escribió gran parte de su obra allí, que Al Capone sufrió el corte de cara que le daba el nombre de Scarface y que un alemán inventó el perrito caliente para saciar el hambre de los jóvenes que acudían a las atracciones.

Sentarse en el largo paseo marítimo de madera y contemplar el desfile de gente es una experiencia de otro mundo. Por allí pasan frikis, chanclistas con calcetines, jóvenes tatuados, mujeres con el pelo de color chillón, bañistas marcapaquetes, dogradictos, curiosos, fantasmas, niños, chicanos en paro, madres adolescentes, viejos nostálgicos, turistas...

En Coney Island se comen los mejores perritos calientes de Brooklyn, los de Nathan Famous, se puede montar en las voladoras que más cámara han chupado en la historia del cine, el Wonder Wheel, se pude disparar al Freak, y se puede visitar la bizarra Parada de los Monstruos por la que desfilan Electra, la mujer serpiente o el escorpión negro. En todo el parque trabajan más de 1,000 personas.

Coney Island es como retroceder a los años 40, es la excepción que confirma la regla de la modernidad neoyorkina, es un oasis de diseño chillón ante la exclusividad de la urbe. Una visita a Nueva York tiene que tener un hueco para Coney Island.

Desde hace unos años se habla de la desaparición de Coney Island para construir viviendas y oficinas pero sus playas y sus atracciones son incombustibles. Coney Island nunca desaparecerá, espera la llegada de los Warriors.

Datos útiles
Para llegar a Coney Island desde Manhattan se debe coger las líneas de metro D,F,N y Q. Desde el centro de Manhattan se tarda como una hora y 10 minutos en llegar. El viaje en metro es muy recomendable ya que cuando llega a Brooklyn se hace exterior por lo que se va viendo toda la ciudad desde el tren.

Dentro de Coney Island está el New York Aquarium que abre de 10 a 17 todos los días.

Más fotos en Mi Flickr

5 comentarios:

  1. Fantástico que comiences la entrada con The Warriors: Coney Island también siempre la asocio al film de Walter Hill. Y al Lou Reed más vicioso, al Springsteen más meláncólico, las infancias de los perdedores de Hubert Selby. Al sueño americano abandonado en el Atlántico.
    Un saludo y gracias por tu lectura.

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  2. Gracias por enriquecer la entrada con tu comentario Alfonso. Un placer tenerte entre los lectores y también leerte.

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  3. Un blog muy interesante, Álvaro, digno de un gran viajerorockerofotografo como tu, yo también te añado a nuestros enlaces.
    Nos seguimos viendo por aquí.
    Un abrazo

    Marcos

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  4. Ya sabes que es un placer compartir estos viajes contigo y que ya "en tierra" me sigas enriqueciendo la experiencia con tu lectura.
    Saludos.

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