Viajar es parte cultura parte imaginación. Con el máximo interés nos trasladamos a sitios para vivir, sentir y explorar sobre el terreno aquello que nos contaron, que leímos y aprendimos. Pero también para dejar volar nuestra imaginación. Si visitamos el templo de Karnak, en Egipto, sabemos que allí estuvo tal o cual emperador, que para construirlo tuvieron que morir cientos de esclavos o que servía para celebrar rituales que invocaran la lluvia que llena el Nilo y hace las tierras fértiles. Sabiendo esto, el viajero necesita pasear solo, imaginando que, oculto tras una columna, ve como llevan al emperador bajo palio 6 hombres minúsculos con un braguero blanco como único atuendo. Suavemente lo colocan en su trono mientras decenas de monjes vestidos de blanco invocan a Osiris con candelabros que proyectan una luz amarillo ocre y un humo como reclamo a una divinidad pagana.
La historia nos cuenta lo que ocurrió, la realidad. Nosotros lo adornamos, lo revivimos según nuestra cultura fantaseando el momento: lo soñamos.
Esto en la Bahía de Halong alcanza su cota maxima. No porque sea un lugar singular en cuanto a su historia reciente o antigua sino porque sus aguas tranquilas y su conjunto kárstico da pie a dejar volar la imaginación mas allá de lo habitual.
La Bahía de Halong huele a fuego, sal y viento; ante nuestra mirada se muestra resplandiciente como una novia, tímida como un debutante y cálida como una caricia; y su música suena como una letanía.
Hace muchos, muchos años, tantos que ni lo vietnamitas más viejos recuerdan cuándo ocurrió, un dragón y toda su familia acudieron a la llamada del Emperador de Jade. Por aquella remota época los chinos invadían las tierras vietnamitas con frecuencia y sus incursiones a través del Mar de la China en el país eran constantes.
Al ser la vía de entrada natural desde China en Vietnam, el Emperador invocó toda su autoridad para convencer a los dragones de que defendieran el territorio vietnamita. Una noche, cuando algunas sampanes ya estaban cerca de Halong, 20 fabulosos animales con forma de serpiente alada y con pies, rompieron el nublado cielo echando fuego por la boca.
Las embarcaciones chinas, muy próximas al agua, repelían los ataques de los dragones con gran eficacia. Fue entonces, cuando los animales comenzaron a escupir joyas por la boca. Uno a uno los sampanes se fueron hundiendo como una cascara de nuez ante el embate de un martillo. Los restos de la batalla aún se pueden ver en forma de islas maravillosas y farallones kársticos.
El dragón y su camada, vencido el enemigo, cayeron extenuados al mar para yacer en paz. Al desplomarse agitaron la cola golpeando con la tierra y formando nuevos valles y grietas que, en seguida, fueron inundadas por el mar.
Los dragones aún descansan en el fondo.
Yo, los he visto.
Pues sí, ha funcionado, me ha hecho más amena la mañana.
ResponderEliminarY yo creo que también estoy viendo los dragones por la ventana después de leer.
Jajajaja, muy bueno. Pues se agradecen tus comentarios. Abrazos.
ResponderEliminarMuy bueno el relato, como esperaba viendo tus últimos posts sobre Vietnam. La Bahía de Ha Long evoca eso que cuentas, historias antiguas de combates navales mezcladas con fantasías de seres mitológicos de Oriente. En realidad se sabe que en ese escenario tuvieron lugar combates navales entre China y Vietnam y como dices da la sensación de que al doblar la esquina de una montaña de karts verás cientos de barcos juncos dirigiéndose a la batalla.
ResponderEliminarEs un lugar único en el mundo, no sé si serán los dragones que yacen en el fondo de la Bahía pero tiene algo especial. Merece la pena visitar este lugar alguna vez en la vida, yo ya llevo dos ;-)
Saludos
Gracias, Alberto. Yo también espero volver algún día. La verdad es que es uno de los lugares más mágicos que he conocido y que más rincones ocultos tiene, y si no espérate a las siguientes entregas y te lo cuento.
ResponderEliminarMagnifico relato, y imágenes realmente bonitas, me gusta tu blog, así que lo seguiré de cerca.Un saludo.
ResponderEliminarMaravilloso.
ResponderEliminarSalvo por el pequeño detalle (que me ha sentado fatal) de que algunas fotos no se me cargan. Imageshack hace estas putadas a veces.
Qué relato más hermoso. Me ha parecido ver un dragón.