Lisboa, luz en la penumbra

No estoy de acuerdo con aquellos que dicen que hay ciudades cuyo encanto es que mezclan tradición y modernidad. Como suele pasar con las frases manidas, están lejos de la realidad. Precisamente el atractivo de todos estos lugares es que hay una diferencia diametral entre lo antiguo y lo moderno.

Cada ingrediente por separado se mezcla en el recipiente, en este caso la ciudad. Desde este punto de vista, Lisboa es una ciudad con mucho encanto. Mantiene estructuras de hace siglos, tal y como estaban sin ser en absoluto modernizadas, con actualísimas infraestructuras urbanas y una actitud vanguardista.

De Lisboa lo que más me atrae es la penumbra; las fachadas perfectamente alicatadas de azulejos azules pintados a mano, que están en edificios a punto de caerse; el tranvía 28, con su rechinar ensordecedor; la mirada de los viejos marineros; y los miradores que suspiran.

Es el eterno crepúsculo lo que llama la atención y cada año atrae a milles de visitantes a Lisboa y al resto de ciudades de Portugal.

Si cabe, las luces navideñas dan más lustre a estas bellas características. El color nocturno, el olor a castaña asada, los capotes portugueses y el frio también hacen de Lisboa un lugar muy navideño.

Eso sí, este año Lisboa está bastante lejos de ser la viva imagen de un cuento navideño. Aunque lo cierto es que mantiene el espíritu para reavivar el comercio de la ciudad y animar a los visitantes a que disfruten algunos días de estas fiestas en la capital de Portugal.

Hasta enero, permanecen encendidas cada noche 2 millones de bombillas de bajo consumo que iluminan 58 lugares históricos de la ciudad.

Sobre todo en la zona de la Baixa, que llena de luz y color un recorrido en el que elementos naturales como los árboles, el rocío, las nubes, la nieve o las olas, entre otros, han marcado el Año Internacional de la Biodiversidad.

Su ambiente luminoso puede ser admirado durante una salida de compras de Navidad o en un paseo a pie por las calles.

No hay duda de que se trata de una excelente oportunidad para conocer mejor la ciudad y sus costumbres navideñas.

Es también una buena apuesta para pasar el Fin de Año. El 31 de diciembre, miles de personas salen a la calle para festejar el paso del año con sus amigos.

Este año la Plaza del Comercio se convertirá en una gran sala de fiestas con espectáculos y animación desde las 22:00 horas. Actuarán los grupos portugueses Fúria do Açucar e Xutos e Pontapés. Estos últimos llevan más de 30 años subiéndose a los escenarios en Portugal y, son sin ningún lugar a dudas, la bandera del rock en portugués. Que mejor que recibir el año 2011 al ritmo de "A Minha Casinha", "Homem do Leme", "Contentores", "Conta-me Histórias", "Ai se Ele Cai" También se podrán contemplar fuegos artificiales sobre el río Tajo.

Las zonas de Baixa-Chiado, Barrio Alto, Santos e incluso el Parque de las Naciones son las principales lugares para divertirse esa noche.

Ya sabéis atrasad los relojes, Lisboa espera.