Demasiadas guerras, demasiadas tragedias han sumergido a esta próspera zona del Sudeste Asiático en la desolación y la pobreza, pero no, como se podría esperar, en la resignación. A lo largo de su dilatada historia como país, los vietnamitas nunca perdieron la esperanza, y si no que se lo pregunten a los chinos, franceses o americanos que pasaron por aquí. Siempre salieron con el rabo entre las piernas a pesar de someter los habitantes del país del sudeste asiático a una esclavitud sólo superada por la que padecen algunos habitantes de África.
Hasta hace poco, los vietnamitas miraban de soslayo y con cierta envidia el desarrollo experimentado por sus vecinos de Tailandia, de Singapur, o de la mismísima China. Ahora, el dragón está despertando. Un renacer abrupto después de siglos y siglos adormecido y postrado ante los que querían ser los amos del Universo.
Con un régimen comunista férreo y que no retrocede ante nada, los ciudadanos tienen teóricamente libertad económica, lo que se plasma en la cada vez mayor cantidad de empresas extranjeras que se posicionan en el país vietnamita, algo que evidentemente alimenta las esperanzas del país.
Sus ciudadanos tienen el comercio en las venas y eso se traduce en un carácter alegre, negociante, pero también en una ambición que, en su aspecto más extremo, roza la trampa. Superados por el volumen de turistas que cada año visitan el país, si no lo cuidan, el turismo lejos de ser un método legal y viable para el crecimiento de la renta de los vietnamitas, puede volverse en contra de los vietnamitas. El trato al visitante, ya sea turista, mochilero o negociante, necesita profesionalizarse. Ver las necesidades del que acude a tu país a conocer sus ancestrales costumbres, maravillosos paisajes, peculiares modos de vida o los restos de la historia más reciente merecen que los vietnamitas borren de su mente la asociaciones dolar-extranjero, un binomino que, por ejemplo, en India está costando que remonte año a año el número de visitantes…
Dicho esto hay que dejar claro que Vietnam es un país muy diverso, con unos paísajes sobrecogedores, con un potencial de desarrollo por descubrir y con unos habitantes que han hecho de la dificultad virtud.
Tiene el encanto y el orgullo de conservar lo antiguo, pero también la oportunidad de contar con las comodidades occidentales y unos ciudadanos dispuestos a adaptarse al progreso mundial, si de eso depende su supervivencia.
Sirva como ejemplo decir que es más fácil y barato encontrar cualquier conexión a Internet en cualquier ciudad media de Vietnam que en cualquier ciudad grande de España.
Ciudad Ho Chi Minh y Hanoi son los faros que alumbran el progreso comercial, social y político del país pero también las esencias de un pasado rehogado con salsas chinas y francesas.
El Delta del Mekong es el granero más bello y prolífico del mundo. Aquí habitan auténticos supervivientes, vietnamitas que han soportado mil y una inundaciones y que llevan más de 1.000 años intentando domesticar la cola del dragón.
Romántico, evocador, brutal, mayestático, único,….todo eso es la Bahía de Halong. Un capricho de la naturaleza que adorna las postales de cualquier historia oriental que se precie. Sus pobladores cuentan bellas historias sobre su origen que sobrepasan cualquier leyenda. La complicadas explicaciones geológicas y la fecunda imaginación oriental han fabricado mitos sobre el origen de Halong que, escuchados a bordo de un barco, es difícil poner en duda.
Iremos desgranando las etapas de nuestro viaje por Vietnam y compartiendo las fotos que quedaron reflejadas en nuestra retina. Espero que nos acompañéis en este viaje, en este despertar del dragón, tu compañía lo apaciguará y frenará su ímpetu para que podamos cabalgar junto a él.
Más fotos en Mi Flickr
Buenísima tu reflexión, me ha encantado leerla. Me gusta tu forma de escribir, estaré atento a tus próximos episodios de tu viaje a Vietnam.
ResponderEliminarUn saludo.
Joder, muchas gracias Alberto.
ResponderEliminarViniendo de tí es más que un orgullo.
Un abrazo..
Qué buen reportaje te has traído de Vietnam. Un país increíble y que me trae buenos recuerdos. Como bien dices el pueblo vietnamita es un pueblo luchador, capaz de superar cualquier adversidad, su historia lo demuestra y cuando pasas un tiempo recorriendo el país puedes constatarlo.
ResponderEliminarFelicidades por el viaje y por tan buenas fotos.
Un abrazo
Por cierto, te sigo para no perderte la pista, veo que compartimos aficciones.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Ángel. Es un placer contar con tu compañía durante este viaje.
ResponderEliminarBonito reportaje Alvaro. Bien desarrollado y bastante bien documentado graficamente.
ResponderEliminarMira, que lo mismo te conviertes en freelance.
Quién sabe...
Un abrazo
Gracias guito, la verdad es que periodista ya soy, sólo me faltaría ir por mi cuenta. He de decirte que en este momento no lo necesito ni ánimicamente ni laboralmente, pero tampoco lo descarto. ;D.
ResponderEliminarUn destino pendiente. Muy buenas las fotos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Paco.
ResponderEliminarVoy lenta, pero voy. Cuando vaya a Vietnam sabré hacer fotos tan bonitas como éstas...
ResponderEliminarEso seguro, que no son pa tanto....Un abrazo.
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